La gabardina se ha convertido en una de las prendas clave del otoño-invierno. Esta pervive temporada tras temporada, añadiendo nuevas reinterpretaciones a los modelos más clásicos, aunque siempre mantenga su esencia. Un ejemplo claro del lujo silencioso que lleva dominando durante el último año, y que hemos visto en las pasarelas de la mano de firmas como Bottega Veneta, Acne Studios, Givenchy o Balenciaga.

Imagen vía Instagram @camillacoello

Más allá de su uso puramente utilitario, ha pasado a convertirse en un imprescindible en el armario de cualquier amante de la moda. Una prenda con mucha historia, y cuyo origen se remonta hasta hace más de un siglo, con el objetivo de proteger a los soldados británicos del mal clima, en concreto mientras estaban en las trincheras. Se dio lugar así a una tela resistente al agua, que rápidamente se popularizó en las calles de Inglaterra a causa de la lluvia. En los años 40 el diseño saltó al cine, donde no hizo más que ganar popularidad por ese glamour que le daba a cualquier estilismo, representando la época dorada de Hollywood.

Así triunfó en películas como Casablanca o Charada y más tarde en cintas como Kill Bill, tras haber nacido con un propósito militar durante la Primera Guerra Mundial. Ahora, la gabardina es la favorita para llevar en el entretiempo, debido a la practicidad que ofrece el diseño.

El street style y redes sociales como Instagram son pruebas de la multitud de posibilidades que ofrece, viendo ejemplos de la versatilidad de la misma. Combina con prácticamente todos los looks, desde el más casual hasta otros mucho más formales. En definitiva, una prenda protagonista del otoño y que puede verse con distintos acabados, dando miles de opciones: con diferentes largos, colores que van del beige al gris o al verde, patrones que varían del clásico a otros diseños más estilo capa.


Gabardina vaquera corta, de Kiabi. PVP: 30€