Con gran pesar, la Maison dinh van anuncia el fallecimiento de su fundador epónimo. En 1965, Jean Dinh Van se deja guiar por su instinto para crear una marca de joyería que nadie esperaba. Esculpía joyas para todos los públicos, para llevarlas con cualquier indumentaria, a todas partes, indistintamente de la ocasión. Su visión de la joyería universal seguirá siendo una eterna fuente de inspiración para la Maison.

Jean Dinh Van, nacido en 1927, hijo de madre bretona y padre vietnamita artista lacador para Cartier, estudia Dibujo en la Escuela de Artes Decorativas de París y posteriormente aprende el oficio de forjador en la escuela de joyería de París. En 1950, empieza a trabajar en Cartier, donde permanece 8 años, primero como aprendiz y luego como joyero.

En plena década de 1960 y sucumbido por la efervescencia creativa y cultural, Jean Dinh Van se inspira en la revolución que se estaba produciendo para liberar la joyería. Mientras que la industrialización había cambiado las líneas de la moda con la llegada del prêt-à-porter y del diseño, con la producción de artículos en serie, Jean Dinh Van quiere sacar las joyas de sus joyeros y hacer que se luzcan en la calle.

Unos años más tarde, en 1965, abre su taller en la place Gaillon y funda su propia empresa. Su misión consiste en crear joyas para llevar. Sus clientas no las lucen para aparentar o hacer gala de un determinado estatus, sino para ellas, un vínculo «carnalmente irreemplazable».

«Quería cambiar el pensamiento generalizado de que las joyas solo se lucen en días especiales, aniversarios o fiestas de fin de año. Una joya debe formar parte de una misma. Si no la lleva, es que le falta algo» – Jean Dinh Van.

En 1976, nace un icono: las esposas dinh van, también conocidas como el cierre Menottes. Las esposas dinh van, éxito indiscutible de la Maison desde hace más de cuarenta años, visten el cuello, las muñecas y las manos de hombres y mujeres desde muy jóvenes, imponiéndose como un distintivo reconocible por todo el mundo.