El estilo no pasa de moda, pero necesita renovarse.

Con los gustos, las aficiones, la personalidad y la comida pasa algo parecido. Somos los mismos, nos gusta lo mismo, pero un pequeño toque nuevo nos da la vida. Y he de reconocer que conforme pasan los años, añado un requisito extra: calidad y buen trato ante todo.

Por eso he querido compartir estas joyas gastronómicas que podemos encontrar en Valencia. Son restaurantes con sabores totalmente reconocibles pero con un sorprendente aire nuevo que nos devuelve la ilusión por comer. Sitios para recomendar sin pudor, ya que nunca te fallarán.

 

Restaurante Navarro: a veces te preguntan dónde comer paella por el centro. A veces te quedas en blanco. A mí ya no me pasa desde que descubrí Navarro. Al lado de la plaza del Ayuntamiento tenemos este restaurante que como ningún otro sabe ofrecernos platos de la gastronomía valenciana con una calidad excepcional. La paella por supuesto es fantástica, pero su sangría se merece un artículo para ella sola. Con fruta recién cortada, perfectamente equilibrada y una presentación impecable, como todo en Navarro.

 

Quiosco Aduana: un restaurante donde vienes a disfrutar de la compañía de tus comensales, donde la calidad de la comida y el ambiente agradable te sirven una hoja en blanco para escribir tus recuerdos. Porque las comidas no serían nada sin las personas que nos llevan a disfrutarlas. El saber hacer de cuatro generaciones dedicadas a la hostelería se nota, experiencia y calidad en todos sus platos, donde predomina la cocina de mercado con producto fresco. También se nota que la familia lleva más de 30 años al frente del quiosco Aduana. Sólo quien ofrece lo máximo de sí mismo y sabe reinventarse consigue mantenerse durante 30 años en el corazón de sus clientes.

 

Helen Berger: si vas de safari a fotografiar leones, después te apetece cenar en un lounge  con producto local de calidad y ambiente sofisticado. Si vas de tiendas y museos por Valencia, te apetece cenar en Helen Berger para tener un día redondo. Un ambiente cuidado con un toque artístico, un trato excepcional y un menú con aires internacionales. No os vayáis sin probar la ensaladilla rusa con mahonesa de anchoa.

Vuelve Carolina: la primera vez que reservé aquí llegué con miedo. Tenía hambre, y estaba harta de los típicos menús fusión, todos igual de modernos. Quique Dacosta me sorprendió con una decoración cuidadamente asalvajada, y su menú vuelta al mundo que acabó con mis dudas y me enamoró. ¿Mi favorito? Cuba libre de foie sin dudarlo. Aunque quiera probar toda la carta, nunca puedo resistirme a pedirlo.

 

Texto: Alicia NM

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  • ¿Sabes cuando te preguntan dónde ir de tapas y te quedas en blanco?
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  • Quiero sentirme exótica pero sin coger un avión