Los tres pilares de la belleza facial con el cirujano plástico Moisés Martín Anaya

Nicole Kidman, Victoria   Beckham,  Megan Fox, Mila Cunis…Cuántas veces hemos admirado sus rostros, pensando qué se han hecho para eludir el paso del tiempo y lucir tan bien a sus años.
No es ningún secreto que sus cirujanos estéticos han tenido y tienen algo que ver, pero sí se nos oculta en muchas ocasiones dónde está la clave que consigue la armonía del conjunto y de la que resulta un rostro joven en su totalidad, más allá de un cambio de tamaño en los labios o de una intervención para eliminar las bolsas de los ojos.
Por supuesto que estos procedimientos mejoran, al disimular defectos o destacar los rasgos bonitos. Son, sin embargo, explica el cirujano plástico Martín Anaya mejoras puntuales, ya que la barrera al envejecimiento facial se apoya en dos cuestiones: los pómulos y la línea mandibular.
Regresamos así a dos palabras tótem en belleza: el colágeno y la elastina, que son los elementos que mantienen nuestra piel y los tejidos  firmes y elásticos, y que cuando se van perdiendo con el paso de los años propician su caída.
En la cara, los expertos hablan de pérdida del óvalo facial, porque la piel y las “partes blandas” caen y se borra la línea de la mandíbula. El lifting facial, que recoloca, no estira, según puntualiza este experto, es la solución para devolver la firmeza al rostro.
Esta intervención está indicada a partir de los 45 años, quizá antes si hablamos de personajes como los mencionados, cuyo físico es muy relevante para el desempeño de su profesión. Es la cirugía estética estrella para la cara, que, para un mejor resultado, incorpora el cuello, donde las arrugas verticales y horizontales resultan muy difíciles de disimular.
Pero también se pueden aparentar diez años menos sin someterse al bisturí. ¿Cómo? Dando volumen a los pómulos, que no deben pasar desapercibidos en la cara, ya que, según este cirujano, “están hechos para mirarlos”.
No, no hablamos del contouring, esto es, de marcarlos mediante técnicas de maquillaje. Tal como detalla Moisés Martín en las propias clínicas se puede potenciar esta parte de la anatomía mediante las siguientes técnicas:
Infiltraciones de ácido hialurónico:  en esta zona de la cara las inyecciones de hyaluronic aportan volumen, a la vez que hidratan. Esta molécula que ha encontrado en la belleza una de sus grandes aplicaciones es “todo agua” y, así, ofrece resultados frescos y luminosos.
El inconveniente, el mismo de otros rellenos dérmicos: su necesidad de reposición cada seis meses aproximadamente. La ventaja, que es un procedimiento menos invasivo y más asequible a todos los bolsillos.
Más duradero, incluso de resultados definitivos, explica el doctor, es el injerto graso. Es también una infiltración, aclara, pero de grasa propia de la paciente, con lo cual resulta totalmente compatible y no sólo rellena, sino que también regenera. Para este experto todo son ventajas: es más seguro que una cirugía , más duradero y también resulta más económico que una operación.
Es natural, añade, y sencillo de realizar. Si hubiera que “ponerle un pero”, este sería la inflamación moderada de las primera horas, inflamación que desaparece enseguida y permite una incorporación inmediata a la rutina habitual.
Siguiendo con las antiage facial, y si hablamos de quitar en vez de poner, llegamos a la bichectomía y regresamos de nuevo al quirófano. No sólo el paso del tiempo, sino también el aumento de peso, dan lugar a los mofletes, un acúmulo graso en la intersección entre los pómulos y la línea mandibular, responsable de la pérdida de definición.
Estos cachetes reciben el nombre de bolas de bichat y se extraen, explica Moisés Martín, mediante un “abordaje intrabucal”.
El resultado: un afinamiento notable del rostro y una estilización de formas que complementa al aumento de pómulos y, si es preciso, el lifting facial. Tres procedimientos para regresar en el tiempo y para que todos se pregunten. “¿Qué se ha hecho en la cara?”
Moisés Martín Anaya es director de Clínica del doctor Moisés Martín Anaya