UNOde50 se une a PHotoESPAÑA por segundo año consecutivo para convertir UNOde50 Art Gallery Madrid en sede oficial del festival de fotografía en su 26ª edición

 

  • El trabajo de la fotógrafa Rocío Aguirre ha sido elegido para protagonizar esta nueva colaboración.
  •  “Rocío Aguirre 2008 – 2022” es el título de la exposición que podrá verse en UNOde50 Art Gallery Madrid desde el 7 de junio hasta el 10 de septiembre.
  • UNOde50 materializa con esta exposición su compromiso con la creatividad y la imaginación y acoge en su espacio expositivo a una artista invitada.

Descubre algunas de las obras de Rocío Aguirre que podrán verse en UNOde50 Art Gallery Madrid aquí

UNOde50 Art Gallery Madrid, el espacio expositivo dedicado al universo de UNOde50 y de su director creativo José Azulay, situado en el eje de la Gran Vía madrileña (C/ Caballero de Gracia 24), abre de nuevo sus puertas al festival PHotoESPAÑA en su 26ª edición. La artista seleccionada esta edición es Rocío Aguirre, cuya obra comparte con UNOde50 una poderosa fuente de inspiración: el amor en todas sus formas y manifestaciones y el poder de las relaciones humanas que Rocío retrató a lo largo de esos catorce años.

La muestra fotográfica se enmarca dentro del programa de actividades que UNOde50 inició en 2022 para posicionar a UNOde50 Art Gallery Madrid como un punto de referencia artístico, cultural y social de la ciudad.

La exposición podrá visitarse con entrada libre del 7 de junio al 10 de septiembre en el horario comercial de la joyería (de lunes a domingo entre las 10:00 h. y las 21:00 h.).

En palabras de la diseñadora gráfica y comisaria Maricris Herrera: “Rocío Aguirre (2008 -2022) es un paseo corto —aunque de vivencia larga— por el acervo fotográfico e íntimo de su autora; un registro que supera el relato autobiográfico para convertirse en un informe generacional. Pasando por un sinnúmero de países, el recorrido inicia en el Chile.

Los años noventa, una década marcada por cambios radicales, que en este país centralista y sin reconocimiento de su pasado indígena, significó el fin de la dictadura militar y con ello, el fin de una innegable represión y censura social.

En esta supervivencia donde el dinero no alcanzaba para casi nada, quien vivió su infancia en los noventa sabe lo que fue pasear con cámaras de bolsillo, esperar días o meses para poder ver las fotos reveladas de un viaje o un cumpleaños y entonces poder continuar rellenando el álbum de fotos. Quien fue niño en los noventa se hizo una fotografía anual para el carnet del colegio y tapizó las paredes de su habitación con posters de sus ídolos.