El sector textil vive su auge a final de año gracias a las rebajas del Black Friday y a las compras navideñas. Un repunte que también lleva a mirar hacia el impacto medioambiental, pues está considerado uno de los principales actores que pueden ayudar en la emergencia climática.

Por ello, a través de la innovación y nuevas técnicas de producción, el sector textil viene impulsando tanto la moda regenerativa como el reciente pasaporte digital. El objetivo no es otro que producir prendas de mayor vida útil y facilitar la información suficiente al consumidor para que sepa cómo mantener sus compras en el mejor estado posible.

A pesar de que hay instituciones públicas o informes que les sitúan como la segunda más contaminante, Susatinable Apparel Coalition, impulsora del conocido como índice Higg que sirve para medir el impacto medioambiental de las empresas, ya desmintió en 2018 al reconocido periódico New York Times que el sector ocupara la segunda plaza y lo calificó de “desinformación”.

La moda regenerativa es método más desarrollado y sostenible para el medioambiente que afecta a toda la cadena de valor. Más allá de intentar aumentar el tiempo de vida y uso de la ropa como hace la moda sostenible, quiere influir sobre todo en la forma en la que se producen los materiales. Ambas se complementan para reducir su lastre al medioambiente.

“La moda regenerativa es una de las herramientas más prácticas que tenemos para luchar contra el impacto medioambiental de la industria textil. Ofrece una aproximación holística a todo el proceso, agentes y personas implicadas en la cadena de valor, anteponiendo la ética y el cuidado del planeta Tierra y todos los seres que habitan en el mismo, por delante de los beneficios a corto plazo”.

“Se trata de cambiar y transformar todo el modelo e introducir materiales que, en lugar de contaminar, ayuden a regenerar, junto a nuevos procesos de diseño y producción. El objetivo no es sólo reducir notablemente los efectos nocivos de esta industria sobre nuestro planeta, sino contribuir a crear impactos positivos”, explica Estel Vilaseca, responsable del área de moda de la escuela LCI de Barcelona, referencia en innovación educativa y que cuenta con gran atractivo entre los alumnos internacionales.

La moda regenerativa, como explica Vilaseca, trata de minimizar su impacto en el medioambiente desde la primera fase de la cadena de producción. Uno de los métodos consiste en obtener materiales para el textil menos contaminantes como puede ser el cáñamo o la lana, tratada a partir de su recolección en el ganado ovino. Otra de las alternativas es el algodón, aunque de primeras su forma de obtención recogido a través de plantaciones sí generan un gran impacto medioambiental.

Sin embargo, gracias al desarrollo y a la puesta en práctica de la moda regenerativa, estos cultivos de algodón dejan de desarrollarse de manera intensiva y, así, los terrenos cultivados no necesitan de tantos pesticidas y las plagas generadas son menores, por lo que se disminuye la erosión del suelo y, por tanto, el impacto sobre el medioambiente.

La digitalización de la ropa

La propuesta que desde el sector ven más revolucionaria es la del pasaporte digital, que permitirá establecer un rastro de todo producto dando información valiosa al comprador, bien sea un consumidor final o un eslabón más de la cadena de producción.

“Funcionará al estilo del blockchain, permitiendo saber los datos de origen y de producción del producto y, muy importante en términos de sostenibilidad, cómo poder alargar su uso gracias, por ejemplo, a datos sobre cómo conservar el producto”, explica Estel Vilaseca.

El pasaporte digital está pensado, en un primer momento, para ofrecer mucha más transparencia, además de potenciar el objetivo de hacer de la industria textil un sector de productos duraderos, renovables, ecológicos y fáciles de cuidar. Sin embargo, hay numerosas voces que ven mucho más potencial en esta herramienta que la que se le otorga inicialmente.

“El pasaporte digital te da toda la información que necesitas sobre el origen, los procesos y la huella ecológica de un producto. Pero, además, podría permitir abrir un nuevo mercado donde se promoviese esa segunda vida de prendas ya usadas”, reconoce la experta, que señala que apenas el 1% de ropa se recicla.

Cumple los objetivos ODS de la ONU

De esta manera, la industria textil intenta asumir los objetivos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) planteados por la ONU y perder posiciones en el ranking de los sectores más contaminantes del mundo. Una de las razones que le llevan a estar en un puesto tan elevado es que en el proceso de producción y consumo intervienen numerosas industrias.

La ONU se fijó hasta 17 objetivos a cumplir de cara 2030 con el objetivo de mejorar la situación social y medioambiental del planeta. El número 12 recoge ese necesario cambió en la producción y consumo con el fin de alcanzar una situación de responsabilidad. En este contexto nace la moda regenerativa, donde adquirir, usar y tirar ropa ya no es una opción, ni tampoco su fabricación al libre albedrío.

La ONU, en esa lista de objetivos, habla concretamente de “alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes”.

Los datos al respecto son alarmantes y de ahí la necesidad de la moda regenerativa. Según datos de AEMA y EPRS recogidos por el Europarlamento, hay 0,5 millones de toneladas de microfibras en los océanos, suponiendo el 35% de los microplásticos liberados en el medioambiente. Además, se calcula que entre el 2% y 10% del impacto medioambiental en la UE lo produce la ropa. En total, el consumo del textil para vestir ha aumentado un 40% en solo unas décadas. A más demanda, más producción y, con los últimos mecanismos de producción en masa, más contaminación. Por todo esto es vital recurrir a alternativas como la moda sostenible para contribuir a reducir esta amenaza generacional que afecta a todo el mundo.