Con cuatro colecciones a sus espaldas, el diseñador Juan Vidal vuelve a impresionarnos una vez más con sus más recientes diseños. El alicantino presentó su drop número 5 en el marco de Madrid es Moda el pasado septiembre, en su atelier y a modo de exposición efímera. Finalmente, este lanzamiento ya está disponible en la página web de la firma.
Vidal ha tomado como inspiración el título del poemario ‘Las flores del mal’, de Charles Baudelaire, para darle nombre a este nuevo lanzamiento. Este drop número 5 llega cargado de simbolismo y está compuesto por varias siluetas que se repiten a lo largo de los mismos.
En conjunto, una colección en la que explorar nuevos entornos ha sido fundamental, tal y como cuenta el diseñador: “Parece que absolutamente todo se puede encontrar en Internet si sabemos buscar, pero aún quedan pequeños resquicios físicos donde la vista, el tacto y el olor son la base de la inspiración. Por eso el viaje es importante en mi proceso creativo, improvisar en lugares remotos, pasear por calles que antes no había transitado y dejarme sorprender por rincones ocultos que no están a mi alcance desde la pantalla del móvil. Fue así como, en un viaje por Francia, conocí a una mujer que atesoraba cientos de láminas antiguas, libros y tejidos estampados. Estuve allí horas y, al final, decidí utilizar algunos de sus tesoros como punto de partida de esta colección cápsula”.
Además, relata cómo las flores llegaron a ser el centro de la misma. “Antes incluso de que la moda como industria existiera, las flores eran un motivo recurrente en la indumentaria de muchas culturas. Las flores no solamente representan el amor, también hablan de la fugacidad del tiempo y de lo efímera que es la belleza y la vida. Las flores nos acompañan en rituales de todo el mundo, como emblemas de amor, de perfección, de pureza, fertilidad, alegría o resurrección. Su poética impregna la transitoriedad de nuestra existencia, fecundando nuestro espíritu con sofisticados perfumes llenos de recuerdos”.
Además, todo el proceso de creación estuvo íntimamente relacionado con historias, reales o míticas, que le aportan a cada uno de los motivos botánicos una connotación diferente: “Las hortensias azules simbolizan la feminidad pero con templanza y valentía; reciben su nombre de una mujer que se vistió de hombre para aventurarse a buscar flores exóticas navegando por mares remotos con el fin de vestir los jardines de Luis XIV. Los tulipanes, según una antigua leyenda persa, nacieron de la sangre y lágrimas de una mujer en el desierto que buscaba a su amante perdido, se convirtieron así en un símbolo de amor pasional. Mientras que las narcóticas y frágiles amapolas, atribuidas a Morfeo, se asocian con la noche y los sueños para subrayar el ciclo eterno de la vida y la muerte”.
Así, Juan Vidal cuenta cómo cada una de las imágenes e ilustraciones antiguas de flores que descubrió en aquel pequeño rincón de Francia, se han convertido ahora en varios vestidos de siluetas distintas. Desde cortes al bies envolventes hasta vestidos-saco de amplios volúmenes, patrones fluidos que aportan libertad a la figura o modelos fruncidos y asimétricos decorados con volantes que aportan sofisticación y dramatismo.
Los vestidos realizados en crepe de chine están estampados con las pinturas originales encontradas, que aproximadamente datan de los años 60 y han sido restauradas y trabajadas por el equipo gráfico de la firma. Estos dramáticos estampados se tiñen de tonos rosas ácidos, lima, turquesa, azul cielo, berenjena y verde menta.
Unos motivos a través de los que también cuenta su aproximación a la moda y la forma que tiene de producirla. “Esta cápsula está pensada como un ‘drop’ o lanzamiento disponible en nuestra web. Desde hace algunos años, preferimos realizar lanzamientos de menos diseños, pero más coherentes entre sí, para que no se pierda la identidad del proceso creativo. Algo así como pequeñas colecciones sin estacionalidad que se trabajan sobre un mismo concepto y que encuentran valor fuera de tendencias y calendarios”, cuenta Vidal.