Para liberarlas de las medias y lucirlas al sol, para estilizarlas con las mejores sandalias y tacones y, sí, en definitiva, para lucirlas un año más. Ha llegado la primavera (aunque el clima a veces nos cambie de estación cada día) y con ella las ganas de verano y la puesta a punto prescriptiva.
Si hablamos de piernas y belleza, tenemos que pensar en su forma y en el estado de su piel. Sobre el primero de los aspectos, nada mejor que la el volumen, la definición y el tono muscular que aporta el entrenamiento continuado en el gimnasio. Nunca es tarde para subirse a la elíptica o para apuntarse a clases de spinning.
Sin embargo, y a pesar de no faltar a ninguna cita deportiva, muchas mujeres no están contentas con esta parte de su anatomía. El exceso o la falta de volumen tienen mucho que ver. Y aquí, en determinados casos y, sobre todo, a cierta edad, es el bisturí quien tiene la última palabra.
Sí, porque las piernas también se operan. No son intervenciones tan conocidas ni tan demandadas como el aumento de pecho o la liposucción, pero sus resultados pueden ser definitivos a la hora de cambiar el aspecto y la propia percepción corporal.
Lo que el bisturí combate, explica el doctor
Moisés Martín Anaya, es la grasa y la flacidez. Si hablamos de la primera, la palabra mágica es
liposucción, que se practica también en los muslos. Cánula o cánulas en mano, consiste en aspirar la grasa que se deposita en la cara externa de los muslos, las famosas y odiadas cartucheras, que tienen varios orígenes: la herencia de nuestras madres y abuelas, y, el fenotipo, esto es, la forma del cuerpo de cada mujer.
Cuando como resultado de la cantidad de grasa aspirada queda piel sobrante y es necesario eliminarla, hablamos de lifting de muslos. La cruroplastia, su nombre técnico, engloba, pues, el alisado y contorneado de la piel de la zona. Porque el lifting, explica este cirujano plástico, no estira, sino recoloca, y evita esa caída que da sensación de flacidez.
Es la cara interna de los muslos la parte de las piernas que más sufre la pérdida de definición y tersura. Los tratamientos de medicina estética que pueden ayudar a mejorar su apariencia son la cavitación y la radiofrecuencia, complementarias y que sirven para luchar contra esa otra bestia negra femenina llamada piel de naranja. Ambas se basan en la aparatología estética que aplica corriente en el área a mejorar, de ultrasonidos la cavitación, de ondas electromagnéticas la radiofrecuencia.
Llegamos a las rodillas y a otro término que hace referencia a una zona más pequeña de extracción. Así, aquí se habla de minilipo, aunque se lleve a cabo en quirófano bajo anestesia local y ligera sedación. Esta cirugía, cuenta Moisés Martín Anaya, es poco común y suele integrarse en una operación para tratar las piernas al completo.
El trabajo del bisturí acaba en los tobillos, donde también, y, sobre todo, por cuestiones hereditarias, se deposita grasa. No se debe confundir el tobillo grueso por acúmulo de adipocitos con el que resulta de la retención de líquidos asociada al calor o a problemas de salud. El tratamiento recomendado aquí es el drenaje linfático.
Por último, y si no hay problema estético de varices, que se puede tratar con láser en las clínicas, siempre debemos recurrir al abecé de la puesta a punto primaveral: depilación láser, exfoliación e hidratación. Sí, bronceado también, pero con mucha, mucha precaución y mucha protección.