Hacer más llevadera la vuelta de septiembre en un restaurante madrileño que gracias a la magia de su ambiente y a los sabores de su carta nos hace sentir en tierras lejanas

Existe un lugar en Madrid, apartado y escondido, entre encinas centenarias y jardines silenciosos, donde poder escaparse para hacer más llevadera la vuelta a la rutina que empieza en septiembre.

Hablamos de Cabaña Marconi, el restaurante del Encinar de los Reyes conocido por su inmejorable localización a las puertas de Madrid, donde podemos aventurarnos entre los sabores del norte de Europa, con una especial parada en Estocolmo, lugar de origen por parte materna del fundador Marcos Olazábal Janson.

Su ubicación apartada hace que sea difícil de encontrar, pero una vez localizado el restaurante, es muy fácil enamorarse de sus ambientes acristalados con vistas al jardín, donde estilo nórdico, tablas de surf en las paredes y una librería de textos de aventuras por el mundo, acaparran todas las miradas.

Cabaña Marconi ofrece una cocina viajera y emocional donde cada plato evoca recuerdos y vivencias de su creador y gracias a esta peculiar vinculación entre tierras lejanas y sabores, podemos probar platos escandinavos, belgas y franceses, que sería difícil encontrar en otro restaurante.

Las albóndigas suecas con mermelada de arándanos, puré de patatas y salsa agria o las Toast Skagen, las típicas tostas de cangrejo del Mercado de Estocolmo, son solo algunos de los platos que protagonizan la carta de Cabaña Marconi.

Los amantes de la cocina healthy cuentan con una amplia oferta de platos de salmón como en la mejor tradición escandinava y un sinfín de platos fríos como ensaladas de pescado aliñadas según las tradiciones del norte de Europa.

Cabaña Marconi abre todos los días, mediodía y noche, y bajo reserva organiza desayunos y eventos de empresa.

https://www.cabanamarconi.com/